Todo lo que hacemos en nuestros contextos lo hacemos de acuerdo a unos fundamentos teóricos y principios de acción.
Como familias, mediación y docentes-investigadores de diferentes niveles educativos (Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Universidad), todo lo que hacemos en nuestros contextos lo hacemos de acuerdo a unos fundamentos teóricos y principios.
Los pilares científicos en los que nos fundamentamos hacen que nuestra práctica educativa recupere su auténtico sentido desde la consistencia antropológica de Lev VYGOTSKY, el rigor epistemológico de Jürgen HABERMAS y, más concretamente, de su Teoría de la Acción Comunicativa (1987), hasta la metodología más coherente con dicho pensamiento como es la concepción de investigación-acción de Stephen KEMMIS y Robert McTAGGART (1988), pasando por el concepto de inteligencia en Alexander LURIA como desarrollo de los procesos lógicos del pensamiento y la teoría sobre el desarrollo y el aprendizaje, así como la síntesis más actualizada del pensamiento de LURIA (1974, 1980) y VYGOTSKY (1977, 1979) que, a nuestro juicio, representa Jerome BRUNER (1990, 1997), al considerar la educación como una forma de culturización en el ser humano donde educador y educando se educan juntos en un encuentro dialógico como afirma Paulo FREIRE (1990), subrayando que el verdadero aprendizaje es aquel que es construido por la propia acción del discente como nos recuerda John DEWEY. Todo ello sustentado en el pensamiento de la Biología del Conocimiento de Humberto MATURANA (Biología del Amor) (1992, 1994).
Pensamos que sin teoría no puede haber una buena práctica y sin práctica no podemos construir nuevas teorías. Entendemos, desde las aportaciones de estos autores, que el origen del aprendizaje es social y, por tanto, los procesos de enseñanza-aprendizaje en los contextos escolares y familiares han de ser cooperativos y solidarios nunca individuales ni competitivos. Estos fundamentos nos permite construir el conocimiento de manera social a través de proyectos de investigación. Pero no debemos olvidar la importancia del cerebro para aprender a darle respuesta a las situaciones problemáticas de la vida cotidiana.
En los 30 años de existencia del Proyecto Roma hemos logrado construir un modelo de enseñanza y aprendizaje muy diferente a como se suele desarrollar en las instituciones educativas. Defendemos el proyecto educativo que emana del cumplimiento de los Derechos Humanos (1948) y de los Derechos de la Infancia (1989).
Nuestros principios son:
Todas las personas son competentes para aprender. A la escuela van personas con capacidades diferentes, con sus peculiaridades cognitivas, lingüísticas, afectivas y de movimiento. Hay que respetar al otro y otra como legítimo otro y otra y confiar en sus capacidades en pro del Principio Confianza.
Trabajo cooperativo y solidario en el aula en grupos heterogéneos. Cuando se trabaja en grupo, todos los componentes asumen su responsabilidad y piensan y actúan en base a una situación problemática común, aprendiendo a ser cooperativos solidarios.
El aula como comunidad de convivencia y de aprendizajes. Es fundamental ir construyendo unas normas de convivencia entre todas y todos entendiendo que, al cumplirlas, se vivencian y cumplen unos valores. Así damos forma a un ambiente de convivencia en el que se le da voz al alumnado para compartir experiencias, opiniones o ideas, comportamientos, emociones, etc., en base a una situación problemática común, construyendo finalmente la democracia en el aula.
La construcción social de conocimiento a través de proyectos de investigación. Las personas somos seres sociales que, gracias a la actividad mediadora, destacando el lenguaje, alcanzamos una actividad cognitiva superior como la planificación. Lo que empezó construyéndose desde el plano social, pasará al plano personal. Así vamos construyendo el currículum escolar.
El respeto a la diferencia como valor. Las diferencias mejoran los procesos de enseñanza y aprendizaje, por lo que se debe contemplar en la escuela garantizando oportunidades equivalentes. El desarrollo se produce gracias a las herramientas mentales que se construyen desde un primer momento, por lo que no se les puede omitir a las personas impidiendo su desarrollo.